Asisten a la escuela a recibir afecto; no sólo a aprender. Los docentes son conscientes de la falta de cariño que sufren los alumnos, y despliegan todos los días nuevas tácticas para que ninguno de ellos deje de recibir una palabra afectuosa, una caricia o una palmadita en la cabeza. En la Escuela N° 49 Juan B. Alberdi se respira un aire distinto, y durante los recreos, mientras los chicos juegan, el ojo avizor del maestro está siempre alerta. En las aulas los docentes ven pasar, como fragmentos de una película, historias de vida muy difíciles: indiferencia de parte de los adultos de la familia, maltrato, abuso, soledad, sufrimiento... Realidades con las que deben lidiar a diario.

En Villa 9 de Julio la escuela es un refugio para los más de 800 alumnos que cursan la primaria, y donde se hacen realidad algunos sueños que parecen imposibles de concretar. Como el de Manuel Cruz, el niño que juntaba cartones en un carro junto a su madre por las noches en el microcentro tucumano y logró terminar la escuela con el más alto promedio, y también la secundaria. El ex alumno no deja de ser un ejemplo que enorgullece al establecimiento. Pero hay experiencias de vida muy adversas para la mayoría de los niños; situaciones que obligan a los docentes a realizar un esfuerzo titánico para que los chicos aprendan y logren pasar de grado.

Esta característica del establecimiento es sumamente valorada por los padres de los alumnos, como lo demuestra Isabel Fuentes, una de las tantas madres egresadas de la 49. "No hay otra escuela capaz de hacer posible tantos logros para nuestros hijos, porque aquí a los chicos se los quiere de verdad -afirmó-. Además de educarlos se los incluye, se los ayuda a no fracasar".

Sin embargo, una preocupación desvela a padres y docentes: la falta de seguridad. Y como este año se cumple el centenario del establecimiento, las maestras piden obras que les den la tranquilidad de que no van a volver a sufrir los robos y destrozos que ya han padecido.

Los padres, en tanto, reclaman que continúe una obra interrumpida para pintar y refaccionar el edificio. "La empresa que ganó la licitación se llevó puertas y ventanas, supuestamente para ser reparadas, y nunca devolvió nada", reveló un grupo de padres.

La directora y el grupo de docentes confirmaron la versión y añadieron que, incluso, la Defensoría del Pueblo envió a la escuela abogados, y Obras Públicas, arquitectos, para constatar las denuncias. "Ya pasaron más de tres años y no sabemos si quedó el dinero o si la empresa nos estafó", comentaron. La realidad es que pese a su cumpleaños número 100, no hay obras que engalanen la Juan B. Alberdi.

Los orígenes
Con todo, el deseo de festejar está presente. "Cumplir 100 años no es un aniversario más; es seguir un legado, es fortalecer nuestra identidad institucional", resumió la directora, María Ester Jaime de Gianfelici. Entre las actividades previstas figuran una maratón, un abrazo simbólico, la galería de fotos de los 100 años, murales en el barrio, títeres, charlas y talleres.

"Es impresionante la participación de los padres. Muchos de ellos son analfabetos, pero de todos modos están creando frases alusivas y poesías", contaron las docentes Verónica Bravo, Fátima Deangeli, Fátima Ahmad y Candelaria Flores.

Para que los alumnos conozcan los orígenes de la escuela se está organizando un viaje a El Bañado, donde se fundó el establecimiento el 2 de septiembre de 1912. La localidad se encuentra a pocos kilómetros de los límites con Catamarca y Salta, y pertenece al departamento de Tafí del Valle.

"Dicen que todavía se conserva algo del ranchito de adobe de dos habitaciones. En una de ellas se dormía y en la otra se dictaban las clase", ilustró con entusiasmo la directora.

Actualmente la Juan B. Alberdi funciona en Martín Berho al 400, apenas a 25 cuadras de la plaza Independencia.